Fue un domingo cualquiera, en el que la lluvia amenazaba nuevamente con suspender por enésima vez la jornada del domingo en el CNO. Pero por suerte la vedette de éste torneo se hizo presente bastante tarde y la última fecha del torneo apertura pudo disputarse en su totalidad.
Y para nosotros, no fue un domingo cualquiera. Fue algo especial porque arrancamos el partido con la ilusión de quebrar la mala racha que arrastramos contra Mano de Dios (no les ganamos desde el Apertura 2008) y, aunque con algunas ausencias importantes, teníamos las armas para doblegar a nuestro rival.
Durante un lapso de 20/25 minutos sostuvimos esas ilusiones con algunas llegadas que si bien no se armaron con un gran juego colectivo, dejaron a nuestros delanteros bien perfilados de cara al arco rival. Pero entre el arquero rival, la pelota que fue una de las peores con las que hemos jugado en el año, el barro y la mala tarde de los delanteros, se terminó dilapidando todas las oportunidades. Giacomelli, Lacroix, Urrutia... todos ellos contaron con al menos una chance pero no pudieron convertir.
Y luego pasó algo que ya es una pésima costumbre en éste 2010. Y no me explico por que pasó lo que pasó. El arbitraje venía siendo casi perfecto y no había nada para discutir, salvo alguna que otra jugada dividida que siempre se presentan, pero nada grave como para calentarse. Sin embargo otra vez Logroñes perdió la cadena y por reclamar una falta absolutamente menor que no llevaba ninguna gravedad, algunos jugadores perdieron la calma y uno de ellos cometió una falta a la cual todavía no le encontramos explicación. Y el árbitro hizo lo correcto: primero expulsó a nuestro jugador y después (porque había otorgado la ley de la ventaja) amonestó al autor de la falta que desató todo el escandalo que, por suerte, se terminó rápido y el partido siguió normalmente.
Y en lo que quedaba de ese primer tiempo, todo de fue Mano de Dios. Primero un mano a mano de su jugador número 7 se fue desviado, después un cabezazo y otro mano a mano, pero ésta vez del 9, fueron bien despejados por nuestro arquero, Enzo Dallacaminá. Y para completar el negro panorama, Sebastián Carballo sufrió un golpe en la cadera que lo sacó del partido.
Sin dudas lo mejor fue la finalización del primer tiempo para poder acomodar las piezas en el vestuario y fue así como con 9 hombres y uno que entró solo para hacer sombra, Logroñes salió a jugar los segundos 45 minutos. En un principio la idea era aguantar como se pueda a un rival que seguramente se nos iba a venir encima. Pero no fue tan así, y el equipo tuvo algunas oportunidades en los pies de Giacomelli y otra en los de Urrutia, pero otra vez no estuvieron precisos. Mano de Dios también tuvo las suyas: un centro que terminó pegando en el travesaño, otro que fue despejado por nuestro arquero y otro mano a mano que se fue desviado.
El resultado quiza sea injusto porque los "Verde amarelhos" contaron con situaciones mucho más claras, pero analizando las circunstancias que reinaron durante el partido y que dejaron a Logroñes muy diesmado, el 0 a 0 podría considerarse justo. En fin, es un empate más y ya van 6. Al menos se mantuvo el invicto.
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