lunes, 20 de septiembre de 2010

Un dolor de ojos

A lo largo de una temporada (que en el caso del torneo del CNO incluye 22 partidos) es casi imposible que un equipo mantenga el mismo nivel en todos los encuentros. Por eso es que algunos partidos se pueden calificar de muy buenos, buenos, regulares, malos y muy malos. Y el partido que Logroñes jugó ayer podría clasificarse como muy malo y nadie se sorprendería por ello.
El empate sin goles ante Letonia habla por sí solo. Fueron dos períodos que carecieron de fútbol y que tuvieron un par de situaciones peligrosas para cada lado, pero producto de errores defensivos y no del buen juego asociado.
El primer tiempo ya fue una clara evidencia de lo malo que terminó resultando el encuentro. Para Letonia solo hubo una jugada que dejó a un delantero solo contra nuestro arquero. Tras una serie de rebotes que sorprendió hasta el propio delantero rival, este quedó cara a cara con Enzo Dallacaminá, pero éste último desvió el remate al corner. Más tarde (y fue la única del primer tiempo), nuestro equipo tuvo una clara situación de gol. Juan Manuel Giacomelli encaró desde izquierda a derecha y cuando el arquero le achicó el ángulo, el delantero la terminó picando y cuando el balón estaba a punto de pasar la línea de gol, un defensor llegó para impedirlo.
Tras una charla que fue tomada más en joda que otra cosa (como si el equipo estaría jugando su mejor partido), el segundo período de Logroñes resultó tanto o más malo que el primero. Letonia contó con algunos centros, pero ninguno llevó demasiado peligro. Y nuestro equipo directamente no generó nada.
Sin embargo, tuvo la más clara del partido y por duplicado, pero esa jugada llegó por un error del golero letonés quien al querer rechazar un balón se resvaló y se la dejó servida a Juan Manuel. Claro que el goleador, con el arco entre ceja y ceja, vio el rectángulo vacío y hacia ahi apuntó. Pero la pelota pegó en el palo y salió hacia el punto del penal. Ahi estaba parado Juan Martín Arce, quien se acomodó y sacó un potente remate, pero la pelota volvió a pegar en el palo y el peligro se diluyó con los 11 jugadores de Logroñes tomandosé la cabeza sin poder creer la chance desperdiciada.
Que pasó luego? Fueron unos 10 minutos en los que nuestro equipo evidenció cierta superioridad, pero solo en cuanto al empuje ya que el empate no nos resultaba tan comodo. El juego nunca estuvo presente y tampoco se contó con una nueva situación de gol.
Sin dudas fue uno de los peores partidos de la historia de Logroñes. El consuelo que nos queda es saber que peor no se puede jugar y, por lo tanto, el próximo partido devería traer mejores dividendos. Aunque claro, el rival es La Crema, así que si no mejoramos, nos la veremos bien fea.

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